Rueda de hámster

Levantarse, trabajar/estudiar, comer y dormir

¿Alguna vez te has sentido como si fueras un hámster en una rueda? ¿haciendo cada día lo mismo, de la misma manera y al mismo ritmo?

Creo que la rutina tiene doble cara, siempre lo he pensado. Por un lado, al menos en mi caso, tener un orden en mi vida me permite ser constante, terminar los proyectos que comienzo, ser más productiva y poder llegar a hacer todo aquello que me propongo controlando un poco el estrés que supone la improvisación y el caos.

Pero hay veces, que seguir esa rutina me hace sentir una autómata. Me olvido de sentir y me dedico a hacer, como una hormiga que lleva comida de un sitio a otro sin parar o como nuestro famoso hamster, ejecutando las tareas sin espacio a la espontaneidad.

Resulta obvio poner un remedio a esto, y como con todo, imagino que en el equilibrio está el éxito, pero a veces, esto no resulta para nada sencillo. Conseguir tener una rutina que nos permita llegar a todo lo que debemos de hacer y a la vez dejar espacio para la improvisación a menudo es una tarea bastante compleja. ¿Porqué?

Bueno,  se trata de mecanismos opuestos, en la rutina el automatismo nos permite ejecutar sin pensar demasiado y en la espontaneidad,  la toma de decisiones proviene de nuestra intuición, de la escucha al cuerpo, de pararnos y observar qué nos apetece, que nos pide el cuerpo. ¿Y sabes qué? para lograr conectar con nosotros mismos necesitamos dos cosas bastante incompatibles con vivir en la rueda del hámster: 

- Desconectar, es decir, no tener el foco en resolver problemas o en terminar algo pendiente, digamos que sentir que estamos de vacaciones, sin obligaciones ni responsabilidades, dejar a un lado los "tengo" para poder poner el foco en el "me apetece".

- Cambiar de contexto. Nuestro cerebro es asociacionista, por lo que nos va a resultar difícil que se nos ocurran nuevas ideas si permanecemos en el mismo lugar en donde siempre hacemos lo mismo. 

Por eso, durante las vacaciones o en nuestros días libres, nos volvemos más creativos y hacemos cosas diferentes, porque al cambiar el contexto, nuestra mente se expande a nuevas posibilidades, pero cuando está en su ambiente familiar al final acaba haciendo lo que siempre suele hacer, y aquí, en nuestra  rueda del hámster, para ahorrar energía y no tener que andar tomando decisiones diferentes cada vez, el cerebro va uniendo aquellas actividades que hacemos realizándolas más o menos de la misma manera y al terminar con una pone en marcha la siguiente.

Me despierto- preparo el desayuno- miro un rato el móvil- me visto- voy a trabajar, al instituto o me pongo a hacer mis tareas del día- descanso entre medias quizás para comer algo-vuelvo a casa- como- descanso en el sofá- vuelvo a ponerme en marcha para estudiar, trabajar, llevar a los niños a clases extraescolares - me ducho- ceno-y duermo.

¿Te suena?

Esto es lo que hace el cerebro para ahorrar energía, une actividades y te insta a realizarlas en el orden que ha aprendido, por eso, cortar esta cadena en el día a día y dejar paso a la espontaneidad es complicado, la fuerza del hábito al final nos acaba llevando a realizar lo de siempre día a día.

¿Qué solución tiene esto?

Ser consciente, sin más, cuando sabes que esto ocurre puedes dejar espacios para hacer cosas diferentes, puedes forzarte ( porque recuerda que lo que te va a salir más fácil es hacer lo que siempre sueles hacer) a cambiar de entorno en algún momento del día, o ponerte espacios para parar, conectar contigo y observar qué necesitas o qué puedes hacer diferente.

¡Ah! y déjame decirte que paradogicámente esto te va a resultar más sencillo si lo conviertes en un hábito, es decir, si incorporas estos espacios de cambio en tu rueda de hámster. Si no es así, créeme, se te acabará olvidando ser espontáneo y volverás a la rueda de hamster hasta que vuelvas a tener días libres y el contexto cambie por sí solo.

Existen momentos del día en el que nos resulta muy útil ser rutinarios pero si no te das espacio para lo nuevo, esa sensación de monotonía y falta de estimulación te acabará consumiendo.

No vivas solo en tus días libres, reserva espacios para tí, para lo nuevo y lo improvisado cada día, nuestro tiempo tiene posibilidades diferentes y tenemos espacio para todo, solo hace falta agregar una dosis de cambio en nuestra rutina y salir del modo robot que el ritmo de vida nos impone.

Hazme caso, esto marcará la diferencia.

 

 

 

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