El tema de la motivación es bastante controvertido. Todos de alguna manera tratamos de buscar un motivo que nos mantenga en el camino para lograr aquello que nos proponemos, pero la realidad es que, la mayoría de nosotros acaba sucumbiendo a esos propósitos con el paso de las semanas. ¿Porqué ocurre esto?

Para dar una respuesta debemos entender como funciona nuestro cerebro. Existen dos únicos motivos que nos llevan a actuar, es decir, que todas las cosas que hacemos o dejamos de hacer las hacemos sólo por dos razones:

- Evitar dolor

- Buscar placer

Piénsalo, cada cosa que haces la llevas a cabo esperando encontrar algún placer y cuando dejamos de hacer lo que nos proponemos, lo hacemos porque de alguna manera no queremos seguir haciendo ese esfuerzo y es más fácil volver a nuestros hábitos.

Además, entre estos dos motivos, ¿Cual crees que prioriza nuestro cerebro? efectivamente, por nuestro instinto de supervivencia el cerebro prefiere ahorrarnos dolor que alentarnos a mantener ese esfuerzo para lograr una recompensa que en la mayoría de los casos la obtendremos más a largo plazo.

Nuestro cerebro es cortoplacista, es decir, prefiere las recompensas inmediatas, aunque sean menos beneficiosas para nosotros que el "dolor" a corto plazo en pro de un placer futuro.

Es por esto que nos encontramos saboteándonos en nuestro proceso al cabo de un tiempo, cuando esa motivación inicial que nos animó a esforzarnos por conseguir nuestra meta va disminuyendo al observar que nuestros resultados no serán inmediatos.

Por otro lado, debemos entender que nuestra toma de decisiones es mucho más emocional que racional, de no ser así, las decisiones que tomamos en nuestro día a día serían todas lógicas y esto, como bien sabes, no ocurre así.

Acabamos prefiriendo seguir en el sofá a levantarnos para ir a entrenar o a ponernos a hacer ese trabajo que llevamos tiempo postergando, nos comemos ese dulce que nos prometimos no comer  y nos pasamos horas perdiendo el tiempo en redes sociales en lugar de seguir leyendo ese libro que empezamos.

Y todo esto, lo hacemos simplemente porque es más fácil, porque nos supone un placer inmediato y porque al pensar lo que deberíamos hacer, nuestro cerebro anticipa un esfuerzo que no le apetece nada llevar a cabo.

Por suerte, podemos reprogramar nuestro cerebro para que asocie placer a aquellas actividades que nos hemos propuesto realizar y para ello, lo más sencillo es hacérnoslo fácil, cómodo y entretenido.

Para muchas de la actividades que nos proponemos hacer esto no debería ser difícil, se trata de encontrar la forma de disfrutar aquello que queremos hacer, pero para muchas otras la tarea no es tan sencilla.

Si queremos dejar de fumar, dejar de comer azúcar o comida basura y empezar a comer más sano o si lo que queremos es ir al gimnasio 4 veces en semana o salir a correr, en muchas ocasiones nos resulta difícil no pensar en el esfuerzo que haremos pues nuestro cerebro ha asociado mucho placer a esos otros hábitos que llevamos tiempo manteniendo ( si no fuera así no las haríamos) y no estará dispuesto a renunciar a esos premios por hacer algo que lejos de ser cómodo, nos supone alguna dificultad.

La clave aquí es conocernos y no tratar de llevar a cabo estas actividades de forma rígida, si no ir aprendiendo a disfrutar de aquellos nuevos hábitos que vayamos incorporando adaptándolas a nuestra manera de hacer las cosas, de modo que las asociemos con momentos de placer en lugar de a obligaciones que dijimos que cumpliríamos.

Para mí, no tiene ningún sentido tratar de lograr metas que no disfrutemos trabajar, primero, porque será muy difícil ir en contra de lo que nos apetece realmente hacer y segundo, porque en el caso de tener una voluntad de hierro, si no estamos disfrutando del camino, lograr la meta no nos hará más felices.

Así que, ponte creativo, aprende a disfrutar de aquellas cosas que quieras incorporar en tu día a día y no intentes tirar de fuerza de voluntad, aquellas personas que se mantienen en el camino no tienen más coraje, disciplina o fortaleza que tú, simplemente hacen lo que les gusta hacer,

 y ¿sabes qué? 

Hacer lo que nos gusta es una de las cosas que más felicidad nos da.